Agradezco siempre a Dios por haberme mirado y escogido para servirle. Gracias al Espíritu Santo por revelarme la voluntad de Dios para mi vida, por enseñarme a perseverar en sus caminos, propósitos, y sobre todo por mostrarme el gran Poder qué hay en la Oración e Intercesión.

A mi amado esposo, por estar siempre a mi lado, apoyarme y creer en el llamado de Dios para mi vida. A mi hijo, uno de mis motores para mantenerme firme y constante en la Oración e Intercesión. A mis padres por enseñarme la disciplina y perseverancia. Gracias a todas aquellas personas que de una u otra forma, han sido participes e insistentes fielmente en la Oración por los Hijos. Y a mis pastores Alberto y Mariam Delgado que han sido ejemplo de la importancia de orar por nuestras generaciones.